viernes, 19 de enero de 2018

Esposa y amante

Llamaron a la puerta con nudillos presurosos. Adelita abrió tras mirar por la mirilla y ver a los uniformados.


 -¿Vive aquí Hugo Ballesteros?

 -Vivía.

 -¿Cómo dice?

 -Ahora está domiciliado en casa de su amante.

 -¿Sabe la dirección?


 Adelita señaló la puerta del piso del mismo rellano.


 -Por favor, detengas a los dos -les rogó-. Mi ex pareja quiere mucho a su amante. No me gustaría verlo sufrir.


 Cerró la puerta aliviada. Hugo tenía razón cuando la dejó: ella no valía para ser la mujer de un marcotraficante.

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