No recordaba nada. Abrió la cartera y la encontró vacía. Nos entregó la cartera. No podría ganar el concurso del Bar Eliseo. Estaba sin blanca para seguir pagando las copas de vodka que todavía le faltaban por beber para ser el mejor borracho de Malasaña. Tampoco le importaba. Podría pasar muy bien sin el viaje que llevaba el ganador. Volvió a concentrarse en su última copa a medio beber. No había duda: el vodka le interesaba más que cualquier viaje a Italia que ganara.
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