lunes, 19 de agosto de 2019

Barrendero con suerte

​ La situación era grave, pensó. Cualquier día cerraban la fábrica y se veía en la calle con dos años de paro. Pasarían los meses, un año, vendría el segundo año y quedaría sin ingresos. Sus hijos no tendrían paga semanal. Los imaginó tristes sin chuches y el corazón le dio un vuelco. Imaginó a su mujer también triste. Dejaría de maquillarse, se vestiría con ropa de fondo de armario pasada de moda y empezaría a odiarlo. él también se odiaría a sí mismo. Un drama.

 Sin pensarlo dos veces marcó el número de teléfono del anuncio. Regresó a casa contento: el lunes empezaba a trabajar de barrendero. Había tenido mucha suerte.

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