domingo, 10 de marzo de 2024

La tía Flavia

La tía Flavia era una italiana que nos había traído el tío Pepe de uno de sus viajes al Vaticano. Enseguida cayó bien en la familia. Su conversación era amena y ocurrente. Siempre nos hacía reír.

De sus muchas anécdotas, la que más nos gustaba era cuando Flavia hablaba con todo lujo de detalles de su encuentro con Salman Rushdie en la Gran Vía de Madrid.
-Pensó que era musulmana porque llevaba la cabeza tapada con una gran bufanda. Enseguida le dije que era por la pandemia. Entonces me invitó a tomar un café.
-¿Y fuiste a tomar el café, tía? -le preguntaba mi prima pequeña.
-¡Por supuesto! Salman es un gran escritor.

Flavia leía mucho. Pero no leía novelas. Me llamó la atención de que siempre leyera libros de Historia del Arte. Empecé a entender su afición por el arte cuando Flavia dejó a nuestro tío Pepe: le había pintado las paredes de su casa con unos trazos que recordaban las últimas pinturas de Picasso. El tío nunca quiso borrar aquella despedida artística.

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