viernes, 6 de marzo de 2015

El viejo de la corbata gris

 El viejo de la corbata gris se hizo el nudo mirando su cara arrugada en el espejo del armario ropero. Había cumplido ochenta años y se le notaban los ochenta abriles en cada arruga que surcaba su rostro. Hoy volvería al parque, andaría entre los niños que se columpiaban, espiaría a las madres que daban el pecho a los bebés, se apartaría de las abuelas que olían a colonia barata. El viejo de la corbata gris le daría limosna a los pobres que pedían en la entrada del parque privado de la urbanización. Era su manera de hacerse perdonar todos sus pecados.

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