La mujer del cementerio no se iba. Acariciaba la lápida con los dedos fríos. Volvía a colocar las flores. Leonardo sintió su pena desde lejos. Por eso siguió esperando dentro del coche. Él también necesitaba estar solo en el cementerio para acariciar dos lápidas, colocar flores, decir te quiero.
Leonardo tuvo que esperar media hora más. Cuando la mujer del cementerio salió, se preparó para entrar. Era el día de Fin de Año. Iba a escuchar las campanadas en una pequeña radio al lado de las tumbas de sus padres.
Rocío Flores Carrasco triunfa con sus historias de hablar poco y nada de su vida y de sus cosas en las teles que le pagan por ser ... newyorkchic1.blogspot.com |
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