Me queda un regusto amargo en la boca al hablar con el registrador de la propiedad, un hombre alto y barbudo que va enumerando todas las cargas de la vivienda con voz susurrante. Siempre hace lo mismo. Hoy le pregunté si el banco aceptaba la dación en pago y volvió a leer las cargas de mi piso de Vallecas.
--------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario