miércoles, 6 de febrero de 2019

Caperucita entre lobos

​ Tenía ante sí a Caperucita. La miró de cerca y casi grita al ver la merienda de chocolates en un cesto de mimbre.

 -¿Te has perdido? -le preguntó la niña.
 -Casi, pero tú sigue, que yo soy el lobo y como niñas.
 -¿Quieres un chocolate?
 -No, hija mía.
 -¿Y una galleta?
 -No es lo mío.
 -Llevo turrón de guindas.
 -Mejor no insistas.

 Caperucita se fue con su cestito. La siguió hasta la casa de la abuelita. Entonces vio a su amigo: un lobo abuelo que no comía niñas.

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