jueves, 5 de mayo de 2016

Chorreando agua

 Mi amiga regaba las plantas siempre de noche. Decía que no quería que la vieran con la manguera en la mano. Los vecinos pensarían que su marido la había dejado porque Paco era el encargado de regar las plantas trepadoras que se encaramaban al portal de la finca. Un día el chorro de la manguera mojó a su vecino, un cincuentón que había salido a fumar delante del portal de su casa.  El hombre insultó al marido de mi amiga. Ella calló. El vecino regresó a su casa bien mojado. Nunca supo que era mi amiga la que lo había dejado empapado, Ni siquiera cuando salió en los periódicos la noticia de que el marido de mi amiga Olga había sido detenido por blanqueo de dinero.

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