Mi amante payaso cambió por un extraño suceso que había ocurrido en la casa de de sus clientes más fieles. Entró en el cuarto de baño y se transformó en cantante de jazz. Lo escuché cantar atónita. No lo hacía mal. Me sonrió. Nunca lo había visto tan feliz. Al día siguiente regresó a la casa de sus mejores clientes, pero no hizo reír a sus hijos. Los niños empezaron a llorar cuando oyeron cantar al payaso que más gracia les había hecho.
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